León Tolstói
Virginia Wolf lo definió como el mejor novelista de todos los tiempos y así es como recordamos a Tolstói casi 150 años después de la publicación de su obra maestra Guerra y paz. Sin embargo, un análisis más amplio de su biografía revela que su literatura debe entenderse siempre en el marco de su inquietud prioritaria: la virtud humana. Al terminar de escribir Ana Karenina en 1877, Tolstói cayó en una crisis existencial que lo llevó a recurrir a la religión en busca de respuestas morales. Decepcionado con el cristianismo ortodoxo y todas las demás iglesias cristianas, decidió dedicar el resto de sus días a construir y difundir su propia fe, fundamentada en un sentido de la fraternidad que es la base de Sobre el poder y la vida buena.