Paulo Freire
Considerado uno de los pedagogos más importantes e innovadores del siglo XX, fue, en realidad, un pensador revolucionario. Asediado por la violencia dictatorial que se impuso en buena parte de los países latinoamericanos en los que vivió hasta exiliarse a Europa, pensó sistemáticamente contra esa violencia y sus causas. Su actividad estuvo casi siempre vinculada a los procesos de alfabetización en los que aprender no significa reproducir los conocimientos acumulados, sino un modo de concienciación de la realidad mediante un conocimiento situado que contempla la firme voluntad de transformarla. Resultado de esta práctica son sus experiencias descritas en Acción cultural para la libertad (1968), Cartas de Guinea-Bissau (1977) o La importancia del acto de leer y el proceso de liberación (1982). En medio de una crisis mundial que supuso un cambio radical de los paradigmas científicos, una reconfiguración de los conflictos mundiales y una nueva forma de expresión social, su Pedagogía del oprimido (1970) supuso toda una revolución cultural y educativa que permitió comprender las dimensiones políticas de toda actividad humana al mismo tiempo que señalaba maneras posibles de plantearlas comunalmente. En las últimas décadas del siglo XX, Freire tomó otros caminos que justifica en la defensa de una escuela institucional fundada en los principios que había conformado su obra.