Guerra sin armas.

Frente a doctrinas belicistas de paz mediante la amenaza de una destrucción recíproca, el estudio de Boserup y Mack nos hace reflexionar y nos da pistas sobre formas alternativas de abordar los conflictos, sobre la importante tarea de desaprender la guerra, sobre herramientas de defensa popular noviolenta, quizás todavía no aplicables a escala nacional, pero sí muy útiles para campañas en ámbitos más pequeños y cercanos. En muchas de ellas se vienen aplicando ya herramientas de resistencia popular noviolenta, desobediencia civil, entre otras. La defensa popular noviolenta cuestiona tres aspectos importantes de la defensa clásica: 1. ¿Qué defender? La defensa clásica siempre ha planteado la defensa de las fronteras, de la patria... La defensa noviolenta plantea la llamada defensa social, es decir, la importancia de defender modelos de sociedad, derechos fundamentales, defendernos contra las injusticias, la opresión, la desigualdad.. 2. ¿Quién debe defenderlo? Los modelos clásicos han dejado en manos de unos pocos (normalmente hombres jóvenes) las tareas de la defensa. La defensa noviolenta propone la defensa de los derechos como tarea de todos y todas, en la cual hay un sitio y responsabilidad para todos los miembros de la sociedad. 3. ¿Cómo hay que defenderlo? Mediante la coherencia fines y medios, se desarrollará la imaginación para no colaborar con la opresión y vencer la injusticia sin destruir a las personas y menos a la población civil, que se convertirá en protagonista de la defensa.