La Constitución destituyente de Europa.

Invasiones, alianzas y revoluciones han ido forjando una peculiar forma de convivencia en Europa. El espanto de la Segunda Guerra Mundial, unido a los avances sociales, alumbra un proyecto de cooperación entre Estados que ya supera el medio siglo. Los primeros pasos fraguan en el ámbito de los acuerdos económicos, dentro de un ideario acorde con el nuevo Estado social salido de la última guerra. Largos años de debates y negociaciones, la creación de una burocracia comunitaria y la incorporación de nuevos socios tienen lugar alejados del control directo de los ciudadanos. Las posteriores ampliaciones, el triunfo del neoliberalismo y la puesta en cuestión del Estado de bienestar obligan a una reformulación del modelo de asociación, tratando de complementar el complejo entramado de tratados con una Carta de Derechos ?a modo? de Constitución. Para lograrlo, era imprescindible elevar el nivel de legitimidad a través de un atípico proceso constituyente. Así, el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa aparece como un pacto entre Estados que trata de contar con la aprobación de sus ciudadanos. El resultado es un complejo compendio de pronunciamientos de derechos, principios y mecanismos de gobierno que dificulta el debate y, paradójicamente, simplifica las posiciones. A ello contribuye el procedimiento de referéndum para su aprobación, pues hace imposible cualquier matización o compromiso. Los autores de este libro proponen una batería de argumentos y cuestiones que deberían formar parte del auténtico debate constituyente. Pero el proceso actual, calificado en el título como ?destituyente?, parece hurtar al ciudadano sus legítimos derechos al jugarse a ?cara o cruz? su opción. Más allá del referéndum, se trata de dar la voz a los pueblos y a los ciudadanos en un ejercicio de democracia participativa que propicie un proyecto de futuro más que una delegación de soberanía anclada en el actual modelo económico y político.